Antes del cambio de milenio, la socióloga australiana Judy Singer, concluyó su tesis subtitulada “Una exploración personal de un nuevo movimiento social basado en la “diversidad neurológica”, el cual fue uno de los primeros trabajos con enfoque social y no psicomédico en relación a la discapacidad y que se basaba en diferentes movimientos civiles del siglo XX, especialmente aquellos relacionados con la diversidad en la década de los ochentas. En dicho trabajo, cuyo punto central giraba alrededor de personas con Síndrome de Asperger, se acuñó el término neurodiversidad para hablar de las diferencias de los cerebros sin que ello se relacionara directamente con un aspecto negativo. De esta forma, puede decirse que una persona neurodivergente (término acuñado por Kassiane Asasumasu) posee un cerebro distinto de lo típicamente esperado, mientras que una persona neurotípica tiene un estilo de funcionamiento neurocognitivo que cae en el estilo social normalizado.
La novedosa idea de Singer sumada al planteamiento de Lorna Wing para entender al autismo como un espectro, surgió en un momento en que el internet ya permitía la comunicación entre autistas(1); de tal forma que pronto la información se dispersó y muchas personas se vieron identificadas con el movimiento que estaba tomando forma.
En el año 2012, se realizó un Simposio Nacional sobre Neurodiversidad en la Universidad de Syracuse de Nueva York (Estados Unidos), para definir el término de la siguiente manera:
“Neurodiversidad es un concepto donde las diferencias neurológicas deben ser reconocidas y respetadas como cualquier otra variación humana”(2).
Pero además de ser un concepto, la neurodiversidad es un movimiento que ayuda a normalizar los infinitos modelos mentales que pueden desarrollar los seres humanos. El objetivo de implementar este término es claro: eliminar los prejuicios hacia las personas neurodivergentes y abogar por el reconocimiento, acabar con la discriminación y lograr servicios apropiados conforme a su lugar en el espectro (1). Para el movimiento se adoptó el símbolo del infinito multicolor creado en 2005 para el día del orgullo autista, pero hoy en día se emplea por la mayoría de la comunidad neurodivergente.
La construcción del concepto de neurodiversidad y el movimiento social que ha traído consigo, también ha impactado en el replanteamiento de conceptos dados por sentados y cambiando el conjunto de ideas asumidas que conformaban la visión sobre el autismo y la discapacidad (leer más en El paradigma de la neurodiversidad). En contraposición, Nick Walker defiende que “la neurodiversidad es un hecho biológico, no una perspectiva, opinión, creencia, posición política o paradigma”(3). Las diferentes vertientes y enfoques respecto al mismo término, ha creado una ambiguedad para definir adecuadamente a la neurodiversidad ya que puede referir tanto al concepto en sí, como al movimiento o al cambio de paradigma.
El concepto que nació de estudios sobre personas con Síndrome de Asperger o autismo de alto funcionamiento y que tenía la intención por abogar por este grupo, hoy en día ha sido adoptado por multitud de colectivos y ello ha complicado que se ajuste al total de circunstancias. Por tal motivo, han surgido críticas hacia el movimiento porque algunos señalan que se pasan por alto los aspectos más incapacitantes de la condición para algunas personas (leer más en Dos perspectivas, un espectro). Por lo cual Judy Singer se dió a la tarea de precisar todos los términos asociados al la neurodiversidad en su blog titulado "Reflections on Neurodiversity" y reescribió el concepto de la siguiente forma:
"La neurodiversidad es un hecho biológico que hace referencia a la ilimitada variabilidad de los sistemas nerviosos humanos en el planeta, en el que nunca dos pueden ser exactamente iguales debido a la influencia de factores ambientales(5)".
Referencias
Comments