Los objetos y el ambiente físico o social desencadenan una reacción a nivel corporal o conductual en las personas. Para que este proceso suceda, el cuerpo humano posee receptores sensitivos que se activan o estimulan cuando reciben información del entorno y que es transmitida mediante un impulso nervioso hasta el cerebro el cual lo registra como una sensación. Las sensaciones tienen efectos en distintas áreas cerebrales que se encargan de organizar, interpretar y codificar la información sensorial para asignarle un significado y luego reaccionar en consecuencia [1].
La sensibilidad entonces, es el efecto producido en las áreas cerebrales a causa de un estímulo del medio ambiente; mientras que la percepción es la conclusión que el cerebro hace a partir de una sensación. Esto constituye la esencia del procesamiento sensorial, un mecanismo que se vale de estructuras anatómicas del cerebro y redes de conectividad neuronal para procesar los estímulos detectados por los 8 sistemas sensoriales que posee el cuerpo humano:
1.Visual (capacidad para procesar color, forma y movimiento)
2. Auditivo (capacidad para procesar el sonido)
3. Olfativo (capacidad para procesar el olor)
4.Gustativo (capacidad para discriminar sabores)
5. Táctil (capacidad para discriminar textura, presión, temperatura y dolor)
6.Vestibular (capacidad para equilibrarse y orientarse espacialmente)
7. Propioceptivo (Capacidad para posicionar, ubicar y mover músculos y articulaciones)
8. Interoceptivo (capacidad para reconocer la condición interna del cuerpo)
La forma en que el sistema nervioso traduce la información sensorial interesó a la Dra. Ayres quien formuló la teoría de Integración sensorial, la cual postula que el cerebro emplea un proceso neurológico para integrar y organizar todas las sensaciones experimentadas tanto del exterior como del propio cuerpo para llevar a cabo acciones. Básicamente la integración sensorial es la capacidad de producir respuestas físicas y conductuales apropiadas a los estímulos en función de:
A. El registro de los estímulos (detección e interpretación de señales)
B. La modulación del procesamiento sensorial (inhibición o propagación de señales)
C. La motivación (Interacción con el medio)
En ocasiones, durante el desarrollo del sistema nervioso, pueden ocurrir alteraciones que conduzcan a déficits en la integración sensorial. El autismo, al ser un trastorno del neurodesarrollo, comúnmente exhibe síntomas de tipo sensitivo; razón por la cual, el aspecto sensorial forma parte de los criterios diagnósticos para determinar autismo (leer más en ¿Qué es?).
Al igual que en otras áreas de diagnóstico del autismo, el área sensorial tiene manifestaciones heterogéneas dentro del espectro autista. Los diferentes estudios muestran variaciones entre personas autistas en cuanto a las alteraciones de la estructura, función y organización de las redes involucradas en el procesamiento sensorial [2]. Así que ciertos cerebros autistas respecto a la población general presentan estructuras aumentadas y otros disminuidas, así como una reactividad variable (alta o baja) ante el reconocimiento de estímulos especialmente en estructuras como la amígdala y la ínsula que responden de manera anormal cuando atienden información social y sensorial relevante [2]. Además, en términos de conectividad (redes funcionales a nivel neuronal) la comunicación puede ser mayor en algunas personas y más débil en otras. La combinación y suma de las alteraciones impacta la integración sensorial de la siguiente forma:
A. El registro (detección e interpretación de señales): El impacto de los estímulos está regulado por los receptores sensoriales y por las zonas cerebrales encargadas de recibir las sensaciones.
Posibles problemas:
-Detección de un estímulo a nivel del sistema nervioso central (SNC).
-Comprensión potencial del estímulo (registro deficiente).
B. La modulación (inhibición o propagación de señales): La modulación sensorial refleja ajustes realizados en respuesta a procesos fisiológicos continuos para asegurar la adaptación a información sensorial nueva o cambiante. El cerebro autista puede presentar dificultades para inhibir o propagar las señales neuronales, y como consecuencia crear reacciones de inseguridad, defensa o huida.
Posibles problemas:
-Grado de sensibilidad (insuficiente o excesiva)
-Capacidad discriminativa (especialmente estímulos ambiguos)
C. Motivación (Interacción con el medio): El registro de los estímulos provoca un efecto de deseo que deriva en un comportamiento para ejecutar una acción, es decir, en la motivación para realizar actividades. El cerebro autista puede presentar conductas de interés por encima o por debajo de la reactividad promedio de la población, en general suele presentarse un pobre impulso interno que incide en la motivación social y en la participación de actividades especialmente si son nuevas o diferentes. Posibles problemas:
-Percepción de la importancia percibida (prominencia).
-Capacidad de generalizar el significado de un estímulo sensorial a otro (afectando la motivación)
-Atracción hacia estímulos (preferencia por estímulos no sociales).
-Búsqueda y exploración de nuevos estímulos.
Se sabe que el funcionamiento apropiado del cerebro, permite producir continuamente respuestas adaptadas al entorno y a las cosas que en él tienen lugar, lo que constituye la base del aprendizaje y del comportamiento social. Por tanto, la forma en que los estímulos son asimilados y percibidos tiene una gran importancia para la vida de una persona porque impacta la estabilidad emocional, la interacción social, el estado de bienestar y la satisfacción [3].Las personas actúan a partir de la forma en que piensan y se sienten; sin embargo, a diferencia del pensamiento, el procesamiento sensorial no requiere de ningún esfuerzo cognitivo, de hecho, las respuestas conductuales están fuertemente influenciadas por las respuestas automáticas a nivel neurológico. Así que cuando hay una alteración a nivel sensitivo, la calidad de vida puede verse afectada porque resulta muy complicado controlar las respuestas naturales del cuerpo.
Referencias
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