En el pasado, el autismo más grave y más conocido (lo que hoy es nivel 3) se asociaba a enfermedad, discapacidad y síntomas, de tal forma que era común escuchar “la persona padece o tiene autismo”. En cambio, al autismo de alto funcionamiento (lo que hoy es nivel 1) se asoció a condición, capacidad diferente, rasgos partiendo de la idea de que las características son parte de la persona como una forma de funcionamiento diferente de la mente humana sin que ello implique un déficit (leer más en ¿Qué es neurodiversidad?); a partir de allí las personas comenzaron a nombrarse a sí mismas autistas.
Pero el encuentro de ambas posturas se dio en el momento en que las diferentes manifestaciones o subtipos del autismo quedaron integradas dentro del Trastorno del Espectro Autista (leer más en El autismo antes de ser espectro). Desde ese momento se generó polémica sobre el uso más apropiado pese a que ciertos organismos como la ONU o la Real Academia Española han propuesto el uso de los términos.
La frase “persona con autismo”, empleada normalmente por personas fuera del espectro autista, basa su defensa en priorizar a la persona antes que a la condición o trastorno; y en ese sentido el autismo parece algo adquirido sujeto a cambios o curas.
En contraparte, para muchos el término “autista” tiene un significado de pertenencia a un grupo con características propias (afortunadas o no) pero que al final son inherentes a la persona; es decir que el autismo forma parte de la naturaleza de la persona y no depende de algo externo.
No hay un consenso en la actualidad por lo que ambas resultan válidas siempre que se utilicen con respeto; sin embargo, la gran mayoría de personas con TEA que tienen la capacidad de comunicar su preferencia emplean el término “autista” para sí mismas y para otras personas en el espectro. La autodenominación parece tener un componente fuertemente identitario que emerge cuando la persona es diagnosticada.
Reconocerse autista puede ser un reflejo de sentirse finalmente identificado con un grupo de personas quienes también atravesaron la misma adversidad de sentirse ajenos a un mundo que funciona con reglas de comunicación e interacción diferentes a las autistas.
Referencias
Comments