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Foto del escritorLiz Montejano Fluchaire

Modelos de aproximación al TEA

Actualizado: 26 ago 2023

El autismo se inserta dentro del campo social ya que sus dificultades están sujetas a una interpretación cultural y social sobre lo que se considera normal o esperado. Debido a ello se han generado numerosos puntos de vista sobre lo que significa vivir en el espectro autista y redefiniendo conceptos que hasta el momento se daban por hechos (leer más en ¿es una discapacidad?). Este fenómeno ha conducido a diferenciar con claridad dos enfoques o modelos de concepción en el campo de la salud mental.


Por un lado existe una perspectiva objetivo-natural (el modelo biomédico) que, tiene como ideal establecer relaciones causales que permitan controlar los padecimientos mentales [...] constituyendo una patologización (convertir una característica en una enfermedad) de la persona (1) y centrando la eficacia de la intervención en el síntoma mediante institucionalización, psicofármacos o terapias correctivas (2).

La otra perspectiva pujante de tipo subjetivo-histórico/social, postula que las personas son consideradas discapacitadas por la sociedad más que por sus cuerpos apuntando a que no existen “enfermedades puras” que puedan ser abordadas desde un único plano, sino que en todo caso los “trastornos mentales” son modalidades de respuestas a diferentes exigencias del medio, dónde intervienen elementos socio-históricos que interactúan con el plano biológico(1).


Desde el enfoque biomédico, se amerita un tratamiento con miras a conseguir una cura o una mejor adaptación de la persona y un cambio de su conducta; mientras que en el enfoque social, se busca la forma de integrar a la persona conforme a sus particularidades disminuyendo las limitaciones del entorno. Básicamente el modelo médico se centra en la rehabilitación o normalización del individuo, mientras que el modelo social busca la integración en la sociedad del individuo sin que haya una modificación al mismo;un enfoque que suele vincularse a la neurodiversidad.


La complejidad del autismo ha creado posturas encontradas que parecen apegarse a cada uno de estos enfoques (leer más en Dos perspectivas, un espectro). Si bien el TEA es una condición de vida primordialmente asociada al ámbito psicosocial, en la mayoría de los casos lleva asociada otras comorbilidades médicas como ansiedad, problemas gastrointestinales, trastornos del habla o bajo coeficiente intelectual; que en sí mismos no forman parte de la condición pero demandan un abordaje donde una sola perspectiva no basta.


Este panorama conduce a la necesidad de emplear un enfoque más equilibrado, en que el autismo no se interprete como algo únicamente médico o únicamente social. La respuesta hasta el momento es el modelo biopsicosocial en el cual el ser humano está determinado por 3 factores: biológico, psicológico y social. Es una propuesta creada en 1977 por George Engel con la idea de no separar al paciente de la afectación y ofrecer una forma integral de investigación, enseñanza y diseño de acciones en el campo de la salud(3). Este concepto nació con la idea de humanizar la práctica médica y fue adoptado más tarde por la psicología aplicado a los trastornos mentales.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la salud se ve influenciada por las condiciones biológicas, psicológicas y sociales en las que se desenvuelven las personas(D); por lo cual, emplea el modelo biopsicosocial para establecer los lineamientos para enfrentar los desafíos de salud mental. Incluso, en 2005, la OMS estableció la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (condiciones en que las se desenvuelven cotidianamente).


Una perspectiva integral, repercute directamente en un mejor funcionamiento del individuo porque a partir de la información certera se pueden generar mejores estrategias de afrontamiento en la vida. Por eso, el autismo se diagnostica en la actualidad considerando múltiples factores e individualizando la situación de cada persona; por lo que el diagnóstico, lejos de ser percibido como una etiqueta negativa, debe servir para identificar las competencias y necesidades particulares (2).


 

​IDEAS PARA DETECTAR

​Considerar en la evaluación y diagnóstico el total de variables del individuo (biológico, psicológico y social).

​Tener el cuenta la alta incidencia de solapamiento de síntomas que suelen conducir a diagnósticos erróneos.

Referencias


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