Las personas autistas tienen tendencia, en mayor o menor grado, a la búsqueda repetitiva y absorbente de un mismo tema o actividad y esto es lo que constituyen los intereses restringidos. Este aspecto es tan característico en las personas autistas que forma parte de uno de los criterios diagnósticos del Trastorno del Espectro Autista aunque no necesariamente se presenta en el total de la población autista; se estima que entre el 75% y el 88% de los autistas lo presentan[A].
A los intereses restringidos se les llama coloquialmente profundo o especial porque son comportamientos egosintónicos, es decir, la persona se siente bien consigo misma mientras los realiza, sin que ello le genere conflicto o juicio negativo hacia sí mismo llegando a ser, incluso, fuente de placer y agrado, intrínsecamente motivante, y reforzantes [A]. Estos comportamientos son altamente frecuentes en personas dentro del espectro autista que no tienen comprometida la capacidad intelectual, mientras que los autistas con déficit intelectual tienden en mayor medida a las conductas estereotipadas.
El tema o contenido de los intereses restringidos no suele ser aleatorio, puede advertirse porque la persona habla extendida y repetidamente sobre ello, y recopila información sobre ello de una manera obsesiva y concienzuda. Esto puede parecer similar a una afición o pasatiempo que cualquier persona puede tener, sin embargo, los intereses restringidos tienen una elevada frecuencia de repetición, una forma invariante en que se realiza la conducta o habilidad [B] y una manera atípica poco adaptada de exhibirse por su intensidad e inflexibilidad.
Hay una tendencia en «focalizarse el área del mundo físico»; por ejemplo, el funcionamiento de un sistema, las propiedades mecánicas de objetos inanimados, fascinación por temas relacionados con la biología, las matemáticas, el espacio y las física, las taxonomías, clasificaciones y listas, los videojuegos e internet, los aparatos-artilugios, hechos históricos, manuales técnicos, en definitiva, sistemas físicos no intencionales[A,C,D]. Este tipo de contenidos suelen ser placenteros, pero se ha visto que cuando el contenido se torna simbólico, la conducta ansiosa se presenta. Por otro lado, el tipo de intereses se modifican conforme la persona crece, y pueden o no mantenerse a lo largo del tiempo.
Además, los intereses restringidos se emplean como estrategia de enfrentamiento a los estímulos o eventos emocionalmente negativos, y como distractores de sensaciones de distrés o de posible percepción de una amenaza ambiental ya que confieren un sentido de organización y de predictibilidad[D]; por tal razón la persona autista busca repetirlo e incorporarlo a la rutina. Ello explicaría el deseo de invarianza ambiental y el rechazo a las situaciones nuevas e imprevistas que se viven como terroríficamente novedosas, cognitivamente incomprensibles y emocionalmente inaceptables[B].
Solamente cuando estos patrones de comportamiento, no resultan placenteros y además se busca reducir o eliminar la conducta, se habla de forma de obsesión, un síntoma propio del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). En el TOC, las obsesiones se asocian a un aumento significativo del sufrimiento, la angustia o la culpabilidad que trae como consecuencia la puesta en marcha de compulsiones que tratan de reducir la incomodidad que provoca la obsesión. El autismo por sí mismo exhibe intereses restringidos, pero no obsesiones; sin embargo, casi un cuarto [E] de la población autista puede desarrollar TOC como trastorno simultáneo en algún momento de su vida (leer más en "TOC y autismo").
En general, los intereses restringidos tienen un carácter desestresante e inofensivo. Sin embargo, en ocasiones impiden atender otra posible información relevante que se produzca en el entorno[A], como consecuencia de la falta de flexibilidad, las dificultades en la previsión y anticipación de los acontecimientos, la secuenciación temporal de los hechos, rechazo a lo novedoso. En dicho caso, los intereses restringidos pueden interferir con las oportunidades de aprendizaje, de interacción social o la implementación de habilidades adaptativas.
La incapacidad de inhibir pensamientos o acciones antes o durante el ejercicio de una actividad, puede resultar en perseverancia y persistencia, que son claves para convertirse experto en alguna materia, y de lo cual algunos autistas obtienen provecho en el mundo laboral y académico, al convertir sus intereses restringidos en su profesión o medio de vida. De hecho, los intereses restringidos no son detectados y pasan desapercibidos en las evaluaciones diagnósticas tardías porque forman parte de la profesión de la persona.
Por eso las estrategias compensatorias en el área socio-comunicativa son mucho más provechosas para los autistas que el simple hecho de minimizar o tratar de eliminar los intereses restringidos los que muchas veces se convierten en una fortaleza, destreza o capacidad extraordinaria.
IDEAS PARA NAVEGAR |
Diferenciar los intereses restringidos de los síntomas obsesivos propios del Trastorno Obsesivo Compulsivo. |
Considerar que para las personas autistas los intereses restringidos tienen una función desestresante porque aportan estructura y previsibilidad. |
Impedir o redirigir continuamente el interés restringido puede derivar en ansiedad[F]. |
Las situaciones de riesgo o el incremento del aislamiento social, son motivos para considerar la redirección hacia otro tipo de hábitos y actividades. |
Los intereses restringidos pueden convertirse en un punto de partida para abordar otros temas y puntos de vista, reduciendo los problemas de comunicación e interacción social. |
Potenciar los intereses especiales como un instrumento laboral o académico conectando el interés especial con aplicaciones prácticas. |
Emplear los intereses restringidos como motivador para ejecutar tareas displacenteras [F]. |
Asignar un horario para desarrollar el interés especial en caso de que interfiera con la vida diaria. |
REFERENCIAS