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Inflexibilidad de pensamiento

Actualizado: 2 feb

El cerebro humano tiene la capacidad de cambiar de un proceso mental a otro para dar una respuesta adecuada a las situaciones, este cambio se dificulta si hay inflexibilidad cognitiva, la cual está está relacionada con la cognición perseverativa, es decir, la tendencia a quedarse atrapado en pensamientos repetitivos y circulares. Este fenómeno puede manifestarse como preocupación excesiva, dificultad para cambiar de tema o rutina, y problemas para adaptarse a nuevas situaciones, características propias de las conductas restringidas y repetitivas con que se diagnostica el Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Incapacidad para adaptarse
Dificultad para adaptarse
¿Por qué ocurre la inflexibilidad cognitiva?

El cerebro humano está compuesto por diferentes áreas que trabajan juntas para regular nuestras respuestas emocionales y cognitivas. La corteza prefrontal, es la parte razonadora del cerebro y es responsable del control inhibitorio y la toma de decisiones, filtra lo que es relevante en cada momento. Por otro lado, el sistema límbico, nuestro centro emocional, reacciona ante estímulos externos, como el estrés o la incertidumbre[1]. Estas dos áreas se comunican constantemente para darle significado a la información que llega al cerebro; así, por ejemplo, aunque emocionalmente se puede escuchar un ruido fuerte y entrar en acción el sentido de alerta, la parte razonadora hallara una explicación a eso y regresará a un estado de calma.


En las personas autistas, la comunicación entre estas dos áreas parece ser menos eficiente, lo que puede hacer que las respuestas emocionales sean más intensas y prolongadas [2]. Como resultado, el pensamiento perseverante puede generar un ciclo de ansiedad y estrés que es difícil de interrumpir y tiene un reflejo directo en el cuerpo.


¿Por qué afecta al cuerpo también?

Aunque la inflexibilidad ocurre a nivel mental por la incapacidad de inhibir pensamientos no deseados, está ligado a un déficit del sistema nervioso parasimpático, principalmente, el vago, para inhibir la excitación simpática [3]. Por tanto, existe un bajo control sobre patrones rígidos de conducta que tienen su raíz en pensamientos circulares y repetitivos que crean respuestas fisiológicas como si existiera una amenaza considerable. Las posibles reacciones corporales involucran a los sistemas autónomo, inmunitario, neuroendocrino y metabólico; y por ello se pueden generar desórdenes ansiosos, de alimentación, de sueño o gastrointestinales.


¿Qué tipos de pensamiento inflexibles existen?

Normalmente la respuesta adaptativa a un factor estresante es reaccionar cuando la fuente de estrés está presente y luego recuperarse cuando desaparece [3], sin embargo, el cerebro autista tiende a crear representaciones mentales sostenidas de eventos estresantes pasados ​​(rumiación) o resultados futuros temidos (preocupación).


Ambas situaciones de sobrepensamiento suelen inducir una respuesta de estrés [3] y generan una necesidad de monotonía y orden, pero tienen diferentes causantes y rutas para manifestarse. Muchos autistas reducen la preocupación anticipando los eventos e imaginando las posibles variables a enfrentar, especialmente si se trata de eventos sociales en que la falta de estructura y previsibilidad son componentes esenciales de la dinámica. La rumiación en cambio, reside en la incapacidad para distraer de la mente al tratar de analizar crítica y comparativamente eventos que sucedieron y que no tuvieron sentido para la mente autista.


Preocupación y rumiación
Preocupación y rumiación
Impacto en la vida diaria

La flexibilidad cognitiva es necesaria para que las personas desarrollen habilidades de afrontamiento adaptativas, utilicen estrategias flexibles de resolución de problemas y modulen su comportamiento y sus pensamientos en respuesta a las demandas cambiantes del entorno [D]; pero esto depende el grado de control cognitivo para inhibir su respuesta inicial además de cualquier patrón de respuesta aprendido previamente. Como el control cognitivo está comprometido en las personas autistas, resulta difícil cambiar el patrón de respuesta aprendido previamente (errores de perseveración) o bien es difícil mantener las nuevas respuestas aprendidas y regresar a las anteriores (errores regresivos).


La consecuencia, es una intolerancia a la incertidumbre y una resistencia al cambio que afectan diversas áreas de la vida de las personas autistas debido a:

·         Dificultades en la regulación emocional: La incapacidad de cambiar rápidamente de pensamiento puede generar altos niveles de ansiedad y estrés. En casos de autismo profundo alcanza el nivel de autolesión y/o agresión.

·         Problemas en la interacción social: La insistencia en rutinas o temas específicos puede dificultar la comunicación con los demás.

·         Dificultades en la toma de decisiones: Puede ser desafiante adaptarse a cambios inesperados o a situaciones nuevas.


¿Por qué afecta también la socialización?

La socialización demanda reciprocidad, espontaneidad, comunicación no verbal y conocer el estado mental de otras personas, habilidades que forman parte de la adaptabilidad y flexibilidad. Como dichas habilidades están comprometidas en personas autistas, ante la falta de estructura del acto social se provoca una desregulación y se presentar conductas desadaptadas no admitidas en ciertos contextos o por la mayoría de las personas. Por tal motivo, las personas con TEA tienen más probabilidades de experimentar eventos traumáticos repetidos, como el acoso y la exclusión social [4].


Reflexión final

La flexibilidad cognitiva es fundamental para adaptarse a un mundo en constante cambio. En el caso de las personas autistas, comprender y gestionar la inflexibilidad de pensamiento no solo mejora su bienestar emocional, sino que también facilita su participación en la sociedad. Con el apoyo adecuado y estrategias adaptadas, es posible encontrar un equilibrio entre la necesidad de estructura y la adaptabilidad a nuevas experiencias.



 
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IDEAS PARA NAVEGAR

Identificar detonantes: Prestar atención a las situaciones que desencadenan pensamientos repetitivos permite desarrollar estrategias para evitarlas o afrontarlas de manera más efectiva dejando energía para lidiar con otros desafíos de la vida diaria.

Aceptar el pensamiento en bucle: Comprender que esta forma de procesar la información es parte del funcionamiento del cerebro autista puede reducir el estrés asociado.

Explorar formas de redirigir el pensamiento: En lugar de intentar detener el pensamiento perseverante, puede ser útil desviarlo suavemente con actividades como la meditación, la jardinería, los rompecabezas o la música.

Buscar apoyo profesional: Cuando la inflexibilidad cognitiva interfiere significativamente con la vida diaria, terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la terapia de aceptación y compromiso (TAC) pueden ser de gran ayuda.


REFERENCIAS



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