El funcionamiento de una persona es una relación compleja entre la condición de salud y los factores contextuales, y por ello, la discapacidad es extremadamente diversa y ofrece un rango muy amplio de situaciones individuales. Por ejemplo:
Tener deficiencias sin tener limitaciones en la capacidad (Una persona desfigurada por el lepra).
Tener limitaciones de capacidad y problemas de desempeño sin deficiencias evidentes (Un individuo con un desorden mental).
Tener problemas de desempeño sin deficiencias ni limitaciones en la capacidad (Una persona VIH positiva que enfrenta estigmatización).
Tener limitaciones de capacidad sin asistencia y ausencia de problemas de desempeño (Individuo con problemas de movilidad).
El la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (1), elaborada por la OMS, el funcionamiento y la discapacidad de una persona se conciben como una interacción dinámica entre los estados de salud y los factores contextuales (personales y ambientales). Los factores contextuales juegan un papel fundamental en la percepción de la discapacidad, y por tanto en el nivel de funcionamiento, especialmente en lo que se refiere al ambiente ya que según las características del mundo físico, social y actitudinal, se genera un efecto facilitador o de barrera. La discapacidad aparece o se identifica en relación a la afectación de los tres tipos de funcionamiento (corporales, actividades y participación) que inciden en el funcionamiento óptimo del ser humano.
Aspecto de funcionamiento | Discapacidad asociada |
Funciones fisiológicas o psicológicas | Deficiencias |
Actividades | Limitaciones en la actividades |
Participación | Restricciones de participación |
La percepción del grado discapacitante está directamente relacionado con el efecto facilitador o de barrera que impone el ambiente. Cuando el entorno no permite acomodaciones para la persona se generan impedimentos y se agudiza la percepción del nivel de discapacidad para realizar una tarea.
El tratamiento del concepto de discapacidad puede basarse en el modelo médico centrado en la rehabilitación del individuo; o bien en el modelo social centrado en la inclusión y en la eliminación de barreras. El CIF, está basado en la integración de ambos modelos a fin de promover un enfoque biopiscosocial, con la intención de proporcionar una visión que incluya tanto la dimensión biológica, como la individual y la social (leer más en Modelos de aproximación al TEA).
Aunque el autismo puede presentar alteraciones en las funciones fisiológicas y/o psicológicas, su aspecto discapacitante depende del enfoque cultural que rodea al individuo. Hoy en día se promueve el enfoque biopsicosocial a fin de identificar las competencias y necesidades particulares del autista.
Referencias