Desde sus inicios el autismo ha causado gran interés científico debido a sus particularidades heterogéneas para manifestarse. La aproximación inicial, hecha por psiquiatras, fue meramente descriptiva y constó en el registro de casos clínicos y en determinar los criterios diagnósticos. Más tarde surgió el interés en demostrar las causas, y fueron los neurocientíficos y los genetistas quien se han enfocado en esta tarea, pero hasta el momento no se ha podido determinar con exactitud qué variables biológicas conducen al autismo.
Lo que se ha hecho hasta el momento es realizar escaneos del cerebro mediante neuroimágenes, como la resonancia magnética funcional (fMRI), para visualizar la anatomía y fisiología mientras se realizan experimentos cognitivos. A las neuroimágenes se les añade un color con significado preestablecido para procesarlos en la computadora a fin de identificar las zonas que se activan antes el individuo es expuesto a un estímulo como una imagen o sonido.
Los resultados de los estudios neurológicos y los resultados de experimentos que evalúan el comportamiento de la población autista y no autista, conducen muchas veces a teorizar sobre la forma en que funciona la mente autista. Esto ha proporcionado un terreno fértil para una aproximación explicativa a nivel teórico; y tales planteamientos han sido propuestos por sociólogos, psicólogos y lingüistas dentro del campo de la cognición, es decir, el estudio del procesamiento de la información.
Uno de los puntos más intrigantes y apasionantes del estudio del autismo, es la variación exhibida en las manifestaciones en personas autistas creando por ello un espectro; sin embargo, eso ha supuesto el reto principal para plantear una teoría unificadora que explique el autismo, así que las teorías que hoy día prevalecen no se superponen y no son mutuamente excluyentes [A], pero por sí mismas no cubren el total de ángulos que implica el Trastorno del Espectro Autista.
En la actualidad las teorías más aceptadas son la Teoría de la Mente, el Trastorno del funcionamiento ejecutivo y la Coherencia central débil; sin embargo, el Monotropismo y el Problema de la doble empatía provienen de investigadores autistas que no solo se basan en la conducta percibida sino también incluyen la experiencia autista para ofrecer una teoría.
Teorías explicativas del autismo:
Teoría de la mente (ToM): Capacidad de identificar estados mentales dentro de sí mismo y de los demás, y usar esta información para hacer predicciones sobre el comportamiento de los demás. Un déficit en el ToM, a veces conocido como ceguera mental, dificulta la comunicación intencional, el juego de simulación y la inferencia de las emociones y creencias de los demás. Se ha descrito como “una ceguera mental”.
Trastorno del funcionamiento ejecutivo: Algunos denominan teoría del procesamiento complejo de la información porque se presentan las afectaciones en los procesos cognitivos que ayudan a regular, controlar y gestionar tareas mentales complejas que pueden afectar la capacidad de ser conscientes y comprender el concepto de tiempo, conceptos abstractos o combinar información de varias fuentes para resolver problemas.
Coherencia central débil (CMI): Se refiere a la atención en los detalles por encima de la imagen completa, obstaculizando la comprensión del significado real y apreciar el contexto y extraer el significado adecuado. Hay un mayor esfuerzo por incorporar información en diferentes niveles y, como resultado, no logran integrar los detalles en entidades globales; pero permitiendo en contraparte una alta capacidad de concentración durante periodos prolongados. Se ha comparado con “no poder ver el bosque debido a los árboles”.
Ceguera de contexto: Uso espontáneo reducido del contexto (sensorial, histórico y social) para dar significado a un estímulo, provocando dificultad para comunicar, interactuar, pensar y comportarse de forma flexible. La dificultad principal radica en otorgar sentido a los detalles apropiados para una situación dada.
Problema de la doble empatía: Refiere al problema mutuo de malinterpretar intenciones, motivaciones o mensajes comunicativos entre personas autistas y no autistas, esto originaría, por tanto, una dificultad para empatizar entre sí y una ruptura de la reciprocidad y el entendimiento mutuo (leer más en "Ambos lados de la empatía").
Monotropismo: Tendencia a centrar la atención en una cosa a la vez, con dificultad para cambiar la atención y procesar múltiples estímulos que podrían ayudar a la comprensión; debido a que se despiertan menos intereses en un momento dado y otros ocupan la mayor parte de los recursos de procesamiento que la persona tiene disponibles haciendo prestar atención a otras cosas o cambiar el foco de atención. El monotropismo se ha descrito como "estar en un túnel de atención".
Teoría de la motivación social: Es la disminución del interés social impide el uso de insumos sociales y oportunidades de aprendizaje que conducen a una dificultad para comprender el intrincado funcionamiento del mundo social y se termine perdiendo interés en las interacciones sociales. Esto explicaría que los déficits sociocognitivos pueden presentarse en otro tipo de trastornos, pero el déficit de motivación social sería particular al autismo.
Desequilibrio Mnésico: Considera que, a partir de las deficiencias de aprendizaje procedimental, la memoria declarativa es la que reemplaza a la memoria procedimental defectuosa en algunas de sus funciones, lo que implica realizar esfuerzos conscientes para realizar acciones que normalmente son automáticas. Esto puede alterar el desarrollo cognitivo, dando como resultado síntomas de autismo.
Teoría de la codificación predictiva: propone que el cerebro de una persona autista no forma predicciones precisas o que la información sensorial anula estos modelos predictivos internos. Como resultado, la persona autista es demasiado sensible a la información externa y no puede ignorarla; ello podría dar cuenta de las dificultades sociales, sensoriales y de otro tipo del autismo.
Triada patogénica: Para explicar la heterogeneidad autista se propone una deconstrucción del autismo en tres características contribuyentes (una dimensión de personalidad autista, compensación cognitiva y factores de riesgo neuropatológicos). La personalidad autista representa una condición central común, que induce una serie de problemas de comportamiento cuando se pronuncia y que son compensados por mecanismos cognitivos, lo que permite que el individuo permanezca adaptativo y funcional.
Cerebro masculinizado: Se basa en la idea de que los hombres y las mujeres difieren en aspectos fundamentales y que las diferencias se encuentran a lo largo de un continuo. En el extremo masculino está la tendencia a 'sistematizar' o reconocer patrones, y el extremo femenino estaría la mayor capacidad de empatía.
Dado que las teorías cognitivas se basan en inferencias, observaciones e interpretaciones, las cuales además dependen de la forma en que se llevan a cabo los estudios y el tamaño de las muestras de población, en ocasiones se producen sesgos en los resultados que conducen a falsas creencias y estigmas; que una vez instaladas resulta difícil y tardado revertir la concepción adoptada. Un ejemplo, es la idea extendida de falta de empatía de las personas autistas que partió de la dificultad de mentalización propuesta por la teoría de la mente; hoy día está comprobado que la baja empatía percibida se debe más a una dificultad de interacción, a un componente cultural y a síntomas de alexitimia.
Pese a lo delicado que puede ser el planteamiento de una teoría en el campo de las humanidades, muchas de estas propuestas no solo han abonado un fragmento a la comprensión del universo del autismo sino también han conducido a una reflexión sobre el funcionamiento de la mente humana y sobre los procesos mentales que se dan por sentado y se asumen automáticos, fáciles y naturales como el hecho de interactuar y comunicarse con otras personas.
Referencias
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