top of page
Foto del escritorLiz Montejano Fluchaire

El reto del transporte público

Dependiendo del tipo de transporte empleado se generarán diferentes reacciones ya que cada opción presenta una atmósfera particular. Emplear el transporte público como camión, tren, metro o taxi tienen la ventaja de ser económicos y permiten hacer actividades mientras se viaja como ver el teléfono o escuchar música, pero suponen una alta interacción social, sobreestimulación sensorial y alto grado de impredictibilidad [1].


Para evitar esos inconvenientes se puede optar por el uso de la bicicleta, la motocicleta o el automóvil que permiten la autodeterminación del horario y reducen o eliminan la interacción social. Sin embargo, implican tanto costos más elevados como una responsabilidad y habilidad en su uso que no todas las personas autistas pueden asumir. Por tal razón, el transporte público puede ser a veces la única opción disponible para trasladarse, pero esto puede ser un reto de la vida diaria para personas autistas al enfrentar diversos estímulos y situaciones desagradables y distractores tales como:

-Los espacios reducidos que dificultan la movilidad y crean una sensación de enclaustramiento.

-La inevitable proximidad y el contacto físico con otros pasajeros.

-Las multitudes.

-La imposibilidad de elegir los asientos o lugares menos agobiantes.

-El bullicio (conversaciones, tráfico, transporte, aparatos eléctricos, altavoces, música)

-La necesaria interacción con personal de servicio y pasajeros.

-La alta exposición a estímulos visuales (señales, letreros, anuncios, luces)

-Exposición a todo tipo de olores indeseables por la poca renovación del aire.

-El sobrecalentamiento del ambiente.

-La inconsistencia de los horarios y tiempos de espera inhabituales.

-Los cambios de ruta a causa del tráfico o problemas urbanos.

-La imposibilidad de estimar el tiempo de desplazamiento.

-El movimiento irregular del transporte debido a una mala conducción o el deterioro del pavimento.

-La falta de mantenimiento y limpieza.

-La incertidumbre en cuanto a la inseguridad, los conflictos y los accidentes viales.

-La falta de paciencia y cortesía en situaciones que demandan rapidez y agilidad.

 

Personas de pie en el transporte público

Por sí solo uno de los factores anteriores o la suma de varios de ellos pueden desencadenar una crisis explosiva (meltdown) o de bloqueo (shutdown) que son situaciones que se presentan casi de forma inmediata. Pero también la exposición reiterada puede contribuir a largo plazo a un agotamiento crónico o burnout autista. La campaña inglesa “Too much Information” (Demasiada Información) reveló a través de sus encuestas que las personas autistas pueden alcanzar niveles bastantes altos de ansiedad al punto de incapacitar a la persona para dejar su casa. En dicha encuesta [2] se descubrió que el 52% de autistas reportó que simplemente el temor a experimentar cambios inesperados como los retrasos, desvíos y cancelaciones les impide ir en transporte público.



Para sortear escenarios potencialmente catastróficos es necesario identificar los disparadores individuales que conducen a situaciones difíciles de controlar. La estrategia principal es evitar que se acumulen varios factores al tratar de minimizar aquellos que pueden ser paliados empleando algún tipo de ajuste razonable, planificación u horario específico, por ejemplo.


Pese al reto que implica usar el transporte público, muchas personas autistas prefieren esta opción para evitar el uso del automóvil que puede resultar abrumador o para evitar depender de otras personas para desplazarse. Así que lo más aconsejable es desarrollar estrategias para mantener el nivel de autonomía en la vida diaria.


 
Icono navega espectro

IDEAS PARA NAVEGAR

Identificar los factores desencadenantes que surgen en cada tipo de transporte público.

Analizar la ruta para determinar los momentos y sitios que ofrecen menor sobreestimulación.

Caminar próximo a la pared para permitir a otros el libre paso y evitar conflictos.

Alejarse en lo posible de puertas y pasillos para minimizar el contacto físico.

Solicitar como ajuste razonable el ingreso al trabajo o a la escuela con un poco de antelación o retraso para evitar las horas pico.

Permitir que la multitud baje o suba primero para evitar la presión de otros usuarios.

Organizar las actividades diarias de manera tal que se eviten los momentos más concurridos.

Planificar el desplazamiento con tiempo de holgura para evitar el estrés por la prisa y para tolerar retrasos.

Emplear audífonos con cancelación de ruido o tapones para los oídos para atenuar el bullicio.

Evitar tocar o mantener contacto visual sostenido con otros pasajeros.

Minimizar y compactar las pertenencias para facilitar el movimiento dentro del transporte y durante el ascenso y descenso.

Preparar el pago con antelación para reducir el estrés al realizar la transacción.

Emplear fidgets o juguetes antiestrés no ruidosos para liberar la tensión durante el trayecto, especialmente aquellos que puedan colgarse en el cuello o utilizarse dentro del bolsillo del pantalón.


REFERENCIAS


11 visualizaciones0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page