Existe la posibilidad de que dos o más trastornos distintos se presenten al mismo tiempo en una persona, en dicho caso se le conoce “comorbilidad”. Puede recibirse un diagnóstico médico seguido de un diagnóstico de un trastorno mental (o viceversa), también es posible recibir dos diagnósticos de trastornos médicos o dos psiquiátricos; pero dentro de esta coexistencia de trastornos uno será de tipo primario si no se le puede atribuir alguna patología (no hay nada previo que lo provoque), y al otro trastorno se le denominará condición comórbida si los síntomas centrales son distintos del trastorno primario. Por tanto, una persona puede ser diagnosticada con Trastorno del Espectro Autista como condición primaria y puede tener síntomas de otras enfermedades además de las manifestaciones centrales del autismo.
Aunque hay mayor propensión a tener ciertas condiciones comórbidas en determinados trastornos como el autismo, ello no implica necesariamente que todos los individuos presenten la comorbilidad. El autismo puede intersectar con trastornos psiquiátricos, neurológicos, genéticos, metabólicos, endócrinos, gastrointestinales, de alimentación y alérgicos. Así, por ejemplo, la discapacidad intelectual solo está presente en un tercio de la población autista; es decir, la afectación del desarrollo intelectual no es ni una característica ni consecuencia del autismo.
En el caso del Trastorno del Espectro Autista se ha querido evitar la palabra comorbilidad, y en consecuencia síntoma, porque se daría por sentado que el autismo es una enfermedad; en cambio, se ha empleado “coocurrencia” para señalar que dos situaciones coinciden en el individuo pero que una de ellas (el autismo) es una condición y no una enfermedad. No obstante, las numerosas publicaciones científicas emplean prioritariamente la palabra comorbilidad en relación al autismo, así que ambos términos son admisibles para ampliar el conocimiento sobre la coexistencia de trastornos médicos y psiquiátricos con el TEA.
Referencias
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