Para muchas personas la resolución diagnóstica supone un parteagüas en la percepción de la vida y el autoconcepto.
La experiencia de recibir el diagnóstico es muy diversa y las reacciones son particulares a cada caso. Hay quienes sospechan de su condición y como buenos autistas se dan a la intensa búsqueda de la información, así que acuden a consulta para constatar sus conjeturas. En contraste, existen personas que buscan ayuda por un aspecto puntual como la depresión o ansiedad y reciben el diagnóstico de forma inesperada por lo que se produce una postura de negación.
Quienes llevan un camino recorrido ante profesionales de la salud mental, pueden percibir el diagnóstico como un alivio; ya que finalmente hallan una respuesta que cuadra con el total de sus síntomas y no sólo con una fracción de ellos. Para las personas que han enfrentado situaciones adversas y reiteradas en ámbitos cómo el laboral, social, familiar o académico, el diagnóstico les ofrece una explicación y una oportunidad para desculpabilizarse. Pero también puede generarse rabia o molestia por no haber tenido la información a tiempo para abordar sin tanto desgaste y dificultad las situaciones de vida.
¿Qué puede sentirse después del diagnóstico?
1. Concienciación: Se descuben y comprenden todos los aspectos del Trastorno del Espectro Autista. Esta etapa es muy variable en tiempo, porque no se asimila inmediatamente, por resistencia o por negación.
2. Revelación: Se comprende que la condición es parte de las características personales y se inicia un proceso de nuevo conocimiento sobre uno mismo. Es un momento de abrir puertas antes no percibidas.
3. Confirmación: Se comienza un trabajo introspectivo en que aquellas situaciones que parecían no tener ningún sentido ahora tienen una explicación. Estas aclaraciones no incluyen un momento determinado sino un conjunto de eventos que han vivido durante años o toda nuestra vida.
4. Alivio: Siempre que se asuma al TEA como una diferencia neurológica y no como una deficiencia, se puede alcanzar una sensación de descanso una vez que se conoce la naturaleza de lo que se siente como una carga.
5.Ansiedad y/o enfado: Se hace una revisión de los resultados personales hasta el momento y se inicia una avalancha de preguntas sobre la postura a adoptar ante la condición. Se reflexiona sobre las posibles adaptaciones, decisiones y cambios que se derivan del entendimiento de la condición o bien sobre la comprensión de lo que antes no se asumía como limitante.
6.Aceptación: Se es plenamente consciente sobre los recursos personales y la condición de autista se asume completamente.
Las personas no diagnosticadas han tenido que descubrir con enorme esfuerzo sus propias estrategias para desarrollarse en el día día; así que al recibir el diagnóstico pueden tener la sensación de haber perdido un tiempo valioso que se destinó a vivir bajo "prueba y error". La idea del diagnóstico es traducirlo en una mejora cualitativa de la calidad de vida en diversos aspectos, pero principalmente en el ámbito del bienestar emocional, de mejora del autoconcepto y de la aceptación de uno mismo.
Referencias:
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