El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista tiende a realizarse más fácilmente en personas con síntomas graves (ej. Aislamiento extremo, falta de contacto visual y gestos motores frecuentes) y dificultades de desarrollo concurrentes (retraso cognitivo o del lenguaje). De hecho, este es el motivo por el cual las asociaciones que se tienen del Trastorno del Espectro Autista remitan comúnmente al autismo profundo.
El hecho de que las características autistas son usualmente más pronunciadas en la niñez temprana, haciéndose menos obvias conforme la persona llega a la adultez en la mayoría de los casos, conduce a creer que es un trastorno propio de la niñez. Sea el resultado de una maduración innata, una compensación aprendida o porque se tengan circunstancias menos demandantes [1], el autismo, por ser una condición que afecta al desarrollo neurológico, está presente desde el inicio de la vida y acompaña a la persona a lo largo de esta independientemente de la intensidad o frecuencia de las manifestaciones.
Pese a que se presente una disminución o siempre haya existido levedad en la expresión del autismo el diagnóstico permanece sin cambios, tal y como se ha constatado mediante informes de estabilidad diagnóstica que alcanzan el 97% [2]. Por eso, existen autistas con educación universitaria, trabajos profesionales, casados o en pareja y tienen hijos. Sin embargo, se conservan déficits en áreas como la percepción, la cognición, la comunicación y la motivación que, aunque “ocultas”, pueden ser un obstáculo sustancial en la vida cotidiana y que suelen emerger en una crisis o en ambiente adverso [1]. Por eso es posible, pero no seguro, que las personas con TEA que pasan desapercibidas hasta la edad adulta tengan mejores funciones cotidianas, al menos en lo que respecta a la independencia y al nivel educativo, en comparación con aquellos que recibieron el diagnóstico antes de la edad adulta [2].
Entonces, aunque existan personas sin un retraso evidente del desarrollo y con dificultades más sutiles que tienden a reconocerse más tarde en la vida [3]; una evaluación minuciosa de la trayectoria de vida y un análisis concienzudo de las causas subyacentes podrían revelar autismo en la adultez, ya que, el Trastorno del Espectro Autista no está determinado por la intensidad o visibilidad uniforme de su expresión sino por la forma específica de procesamiento neurológico de la información (leer más en ¿Todos somos un poquito autistas?).
Referencias
Yorumlar