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Foto del escritorLiz Montejano Fluchaire

Crisis explosivas (meltdown)

Una crisis es una respuesta intensa a una situación abrumadora en que se pierde temporalmente el control del comportamiento[A]. Las crisis pueden ser explosivas (meltdown) y pueden expresarse verbalmente (p. ej., gritar, gritar, llorar), físicamente (p. ej., patear, arremeter, morder) o de ambas maneras. En un sentido contrario, la crisis puede conducir a un bloqueo (shutdown) donde no se quiera interactuar alejándose de la situación desafiante. Este tipo de crisis no deben confundirse con el agotamiento crónico o burnout autista ya que esto último se trata de una situación que se mantiene por más de 3 meses y que es la acumulación de una serie de acontecimientos significativos de vida; en cambio las crisis explosivas y las de bloqueo se asocian a situaciones de la vida cotidiana que si bien puede originarse por el cúmulo de varios días no se sostienen por más tiempo.


Las crisis explosivas o meltdown suelen confundirse con las rabietas o berriches porque en apariencia tienen la misma forma de expresarse, sin embargo, aquello que lo detona y cómo se experimenta es significativamente diferente.


Un berrinche es un estallido emocional violento debido a la falta de control sobre el miedo, frustración o rabia por falta de atención, la obtención de algo o para evitar hacer algo; por lo que está claro qué se desea tanto para la persona en estallido como por las personas a quienes se les demanda algo. Durante un berrinche la persona es capaz de poner atención a lo que sucede alrededor y observar las reacciones de las otras personas que tratan de negociar, por lo que se considera una conducta intencionada que desaparece al evitar u obtener algo.


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En cambio, las crisis explosivas en el autismo están relacionadas con la sobreestimulación sensorial o social, cambios repentinos en la rutina o como producto de un malestar físico y frecuentemente lo acompaña una frustración por no poder comunicar adecuadamente lo que sucede; por lo cual, la mayoría de las veces se desconoce cuál es el origen del problema para todas las personas involucradas. Durante un meltdown la persona no es capaz de procesar lo que ocurre en su entorno, no responde a los intentos de ayuda o de comunicación y se pierde la capacidad para resolver el problema. La acumulación de factores imposibilita a la persona de contener la frustración y explota, pero esta conducta es producto de una desregulación causada principalmente por problemas interoceptivos que ocasionan procesos desgastantes a nivel físico y mental y por lo cual se requiere de tiempo de recuperación una vez que ha pasado la crisis o se ha resuelto el problema que la detonó. Los cuatro principales disparadores de crisis explosivas son:


1.Diferencias sensoriales: Muchas personas autistas son sensibles a ciertos estímulos sensoriales como el ruido, la luz, texturas, alimentos; así que los ambientes sobrecargados con anuncios, iluminación brillante, bullicio, aglomeraciones, fuertes olores o sabores intensos pueden conducir a una crisis. Para evitarlo es importante crear un entorno de baja excitación o emplear equipos sensoriales como lentes oscuros, tapones para los oídos, mantas de peso, etc.. (leer más en procesamiento sensorial).


2. Cambio de rutina: Las rutinas y estructuras consistentes y predecibles son muy importantes para las personas autistas y un cambio en la rutina puede resultar muy angustiante y/o frustrante [A]. Los cambios inesperados se pueden relacionar con los horarios, rutas, tipo de transporte, uso de objetos, secuencia de actividades, personas habituales. Los cambios de rutina deben de ser anticipados y explicados con anticipación para tener tiempo de procesar el cambio, lo que supone horas o días conforme a la magnitud del cambio. También es importante dar oportunidad de negociar cómo será abordado el nuevo cambio y permitir alternativas para hacer la transición. 


3. Ansiedad: La necesidad de invariancia en personas autistas topa con las reglas no escritas y la naturaleza impredecible del entorno y la sociedad conduciendo a estados de ansiedad. Es necesario desarrollar estrategias individualizadas para gestionar la ansiedad incorporando a la rutina técnicas de relajación física, de respiración o de distracción mental que puedan ponerse en marcha cuando los signos sean advertidos o cuando se reconozca una situación que potencialmente derivará en ansiedad (viajes, reuniones familiares, presentaciones escolares, entrevistas, etc..)


4. Dificultades de comunicación: La incapacidad para comunicar deseos, necesidades, malestares físicos y sentimientos abrumadores suelen conducir a una crisis. Esta incapacidad puede deberse a problemas para verbalizar de forma hablada, pero también se debe a problemas de alexitimia al no poder comprender lo que sucede y expresarlo. Para las personas no hablantes se pueden emplear gráficos e imágenes como el sistema PECS en versión física o digital empleando tabletas  (sistemas de comunicación aumentativa alternativa). En general, es muy eficaz el uso de escalas visuales para transmitir el grado de dolor o enojo por ejemplo. También es preferible el uso de lenguaje corto, claro y concreto para evitar mayor sobreestimulación.


Previo a que se detone una crisis explosiva es posible que se presente una cierta intranquilidad mediante preguntas repetitivas o signos físicos como mecerse, caminar insistentemente o quedarse muy quietos [A]. Este tiempo ofrece posibilidad de indagar sobre los detonadores e implementar tácticas de distracción, diversión o relajación. Sin embargo, es preferible identificar los desencadenantes con antelación para evitar situaciones críticas. Aunque es posible anticipar y desarrollar estrategias para minimizar estas circunstancias, por lo que en la adultez son menos frecuentes e intensas, la susceptibilidad a los estímulos sensoriales y sociales acompaña a las personas autistas a lo largo de su vida.



 
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IDEAS PARA NAVEGAR

Evitar juicos anticipados sobre la conducta conociendo la diferencia entre crisis explosiva y berrinche o rabieta.

Ante una crisis en progreso ofrecer tiempo y espacio para recuperarse tratando de eliminar el desencadenante.

Anticipar las crisis por medio de signos de ansiedad.

Identificar los desencadenantes empleando un diario para registrar las actividades y momentos de crisis. Registrando lo sucedido antes, durante y después de una crisis para comprender el patrón conductual, los lugares o situaciones que originan la crisis.

Resolver los problemas de comunicación mediante sistemas escritos, sistemas aumentativos alternativos o escalas gráficas

Anticipar los cambios de rutina

Desarrollar estrategias de relajación física, de respiración o de distracción mental para evitar o disminuir la ansiedad.


REFERENCIAS


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